martes, 21 de abril de 2009

un cometa vagabundo zigzaguea entre las constelaciones
a su paso va dejando lagrimas de rocio sideral
(tejidas por driades vestidas con panoplias)
y perfumes de estrellas
forjadas por martillos olvidados

zigzaguea entre las nebulosas rojas
y va dejando caer sus luces
como un barco atrapado en un rio infinito
como un parpado pintado por el sueño

se abre paso entre el cinturon de asteroides
con los ojos vendados por un pañuelo de seda
y con una bufanda se protege del viento de hielo
y de los susurros de eolo
que lo mecen como a un columpio

desterrado por las lunas taciturnas
ignorado por las flores que crecen en los anillos de saturno
descansa en los sistemas planetarios
que no son alcanzados por la mirada azul del telescopio

con cada paso que da
se escucha el estruendo del mar de piedras
como una caracola que tiene adentro a los oceanos
como un cuadro que tiene todos los verdes
el verde del atardecer
el verde del eter
el verde de las pupilas
el verde de venus

a su paso va conviertiendo las cenizas en fuego
y el fuego en destellos de luz multicolor
que baila como una aguila en un tornado
o como una serpiente que se come por la cola

y como un trapecista de circo
se va meciendo entre los soles del espacio
que se hunden en sus ocasos
mientras el se hunde en la espuma del mar

domingo, 5 de abril de 2009

he perdido mi apetito por la voz del oraculo
ahora todas tus palabras tienen soluciones matematicas
mi aura a sido de todos los colores
menos los del arcoiris sostenido por columnas de marmol
pero aun tengo guardado en lo mas profundo de mi necedad
a la bestia dormida que sueña con arcangeles freneticos
y con jaurias de lobos blancos entrenados para matar lentamente

extraño los tiempos en que nadie sabia su nombre
esos tiempos en donde todo el mundo bailaba de rabia y odio
las balas de recuerdos se clavaban en los corazones
y todos los ojos se movian borrachos entre los gritos
esos tiempos en donde los relojes de arena funcionaban al reves
y habian desfiles tan caoticos como el silencio

revoloteaba como una mosca fosforecente
alrededor de todos los vicios existentes
y de otros inventados tambien
mientras las nubes cortaban la luna
como una daga cortando un ojo en una noche de lluvia

recuerdo esos dias
en donde estaba intoxicado con el perfume de la ciudad derretida
una ciudad de calles confuzas y estrechas
donde en lo profundo vivia un leviatan cansado de las risas burlonas
y de los maniquies que miraban desde las ventanas

los pulpos se enroscaban en los postes
esperando al crepusculo ensangrentado
para nadar hacia los arrecifes destruidos
por la mirada de las serpientes
serpientes sin veneno
serpientes sin colmillos

pero aun guardo mis recuerdos
encadenados a una escultura con un corazon lleno de licor
y confio mis tesoros a un arlequin de pupilas esquizofrenicas
esperando a que las caravanas sonambulas
me lleven a un horizonte envuelto en llamas